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Y solo me llevo una vida descubrirlo
Desde que tengo uso de razón he batallado con mi peso. Durante ese proceso he tenido etapas en las que me he cuidado hasta de respirar, he hecho ejercicio como loca; pero también he pasado por mi etapa de nada me importa y voy a seguir comiendo lo que se me antoja, cuando se me antoja. La verdad del asunto es que ninguna de las dos han sido saludables, porque están llenas de exceso de comida o de privarme hasta de mirar por miedo a caer en tentación.
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Bajar de peso se dice fácil, pero como cuesta
Disfrazado de Pirata para Carnaval
He tenido un par de semanas un poco desordenadas en cuento al ejercicio y alimentación, me he sentido como saturada y he caído en la tentación de los chocolates, las galletas de las niñas exploradoras y los helados. No he hecho el mejor trabajo llevando mi diario de comida y eso ha llevado a que lleve un mes pesando lo mismo y la verdad que estoy empezando a sentir el peso emocional que conlleva el bajar de peso.
El miércoles, durante mi cita con la nutricionista rompí en llanto cuando me preguntó cual era mi motivación para bajar de peso. Sinceramente lo que más quiero en el mundo es estar presente en la vida de mi hijo, verlo crecer, que cuente conmigo y la verdad que mí sobre peso puede interponerse en mi camino.
Realmente no quiero terminar en la cama de un hospital por un infarto o por un accidente cerebro vascular (stroke). Me aterra pensar que me pueda llegar a pasar algo y que mi pequeño Kung Fu Baby Boy se vea obligado a crecer sin mí.
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