Aclaratoria: Estos consejos para amamantar son informativos y provienen de mi experiencia personal, ya que no soy Consultora de Lactancia Materna ni profesional de la salud. Para diagnóstico y tratamiento consulta con tu médico.
Para mí, amamantar es realmente la mejor opción, no solo para el desarrollo del bebé, sino para la mamá también. El presupuesto familiar también se ve afectado cuando decidimos irnos por la vía de la lactancia materna, ya que no necesitamos gastar inmensas cantidades de dinero en fórmula.
Un error que cometí cuando tuve a mi primer hijo, fue pensar que amamantar era lo más natural del mundo y que mi instinto maternal sabría qué hacer. ¡Nada más alejado de la realidad!
¡Son dos los que están aprendiendo, tú y el bebé!
1. Aprende todo lo que puedas
Mientras amamantar es un acto sumamente natural, la verdad es que conocer ciertos detalles sobre el tema, te hará sentir confianza en ti misma, te ayudará a entender el porqué de las cosas y sobre todo a dejar a un lado la ansiedad que solemos tener hacia lo desconocido.
Conocer del tema también evitará seguir malos consejos de familiares, quienes aunque con buena intención, compartan su ‘sabiduría de la calle’ que está basada en creencias sin fundamentos o pura ignorancia.
El conocimiento es poder. Si estás embarazada lee libros de lactancia, no necesariamente tienes que comprarlos, ya que los puedes encontrar en la biblioteca pública. Sigue cuentas a través de instagram, únete a grupos en Facebook y empápate del tema todo lo que puedas; así sabrás qué esperar cuando tengas a tu bebé por primera vez en tus brazos.
2. No hay horario ni fecha en el calendario
Por alguna razón, la sociedad está obsesionada con el tiempo y las cantidades, queremos cronometrar todo, saber cuántas onzas toma el bebé y encima pretendemos que coman cada tres horas una cantidad que decidimos arbitrariamente.
Lo cierto es que los bebés son seres humanos, que sienten y padecen, así que no todos los días son iguales ni tienen el mismo apetito. Teniendo esto en cuenta, opta por amamantar a libre demanda, donde el bebé come cuando quiere, por el tiempo que quiera y la cantidad que quiera.
Cree en su instinto y no te vuelvas loca pensando en que algo anda mal. Piensa que tu no siempre tienes hambre a la misma hora todos los días y a veces necesitas dos meriendas a media mañana para poder aguantar hasta el almuerzo.
3. Préstale atención a los pañales
Cuando uno decide amamantar, es fácil dejarse llevar por la incertidumbre y nacen mil dudas. ¿Tendré suficiente leche?, ¿estará comiendo bien?, está llorando, seguro se quedó con hambre.
La mejor manera de saber si el bebé realmente está comiendo lo suficiente es llevando el control de los pañales mojados y sucios, ya que todo lo que entra, tiene que salir en algún momento.
4. No Caigas en la trampa de la fórmula
Los bebés crecen a pasos agigantados en muy poco tiempo, por lo que tu cuerpo tiene que ajustarse a producir la cantidad que necesita el bebé a medida que va creciendo. Esto no pasa mágicamente, sino que es un proceso durante el cual tu bebé va preparando el terreno y le manda señales a tu cuerpo para que trabaje tiempo extra. ¿De qué manera?, pues nada más y nada menos que amamantando más para estimular la producción.
Los llamados brotes de crecimiento o grow spurs, suelen estar acompañados de sesiones interminables, en las que el bebé pasa de un pecho al otro y parece no saciarse.
Esto es completamente normal y aunque puede que necesites estar preparada emocionalmente para enfrentar esos días, quiero que sepas que no todo el camino de amamantar estará lleno de días así.
5. Apóyate en familiares y amigos
Yo tuve la suerte de contar con mi mamá y mis hermanas para mis dos partos. Sin ellas no sé qué hubiese sido de mí, sobre todo con el segundo que tuvo que ser cesárea. Para mi fue fundamental el tenerlas cerca, ya que podía contar con su ayuda para atender al mayor, llevarlo a la escuela, también para los quehaceres de la casa, o simplemente para vigilar al bebé mientras yo trataba de dormir dos horas de corrido.
Acepta ayuda, especialmente durante las primeras semanas donde la falta de sueño y las hormonas alborotadas pueden contribuir notablemente a tu nivel de estrés y una mamá estresada no produce leche.
6. Los bebés buscan refugio en tu pecho
Una vez que entiendes que la estimulación es la que manda la señal a tu cuerpo de que necesita ponerse a trabajar y hacer leche, empiezas a ignorar esos comentarios que sugieren no dejar al bebé que te agarre de chupete o chupón.
Si lo piensas bien, eres lo unico familiar para el bebé, quien por 9 meses estuvo dentro de ti bien apretadito y lo más cercano que tiene para volver a sentirse cerquita tuyo y seguro es amamantar.
Los platos, la ropa y el resto de la casa pueden esperar.
7. La leche no se seca
De seguro has escuchado a mil y una mujer decir que solo pudieron amamantar por un mes o dos meses porque luego se les secó. Si sabes que la estimulación es la que mantiene la producción de leche andando, sabrás entonces que el cuerpo no amanece un día y se declara en huelga o se rehúsa a seguir produciendo leche.
El cuerpo simplemente deja de producir leche por el mal manejo de la lactancia materna, por saltarse sesiones, por no extraerse leche cada dos o tres horas y principalmente, por preferir enchufarle un tetero al bebé para que duerma toda la noche, en vez de religiosamente extraerse leche o amamantar.
Yo fui una de esas a las que se les “secó la leche” y luego de aprender cómo funciona esto de amamantar, me di cuenta lo ignorante y tonta que fui al no manejar mejor la lactancia con mi primer hijo y desde entonces no he vuelto a decir que ‘se me secó’.
8. Busca ayuda profesional
Amamantar no debería doler, pero si después de que has chequeado tu postura, el agarre del bebé, pones en práctica todo lo que has aprendido y sigues experimentando dolor, puede que necesites ser evaluada por una Consultora de lactancia materna.
Es muy probable que el hospital donde tengas a tu bebé cuente con los servicios de una Consultora de lactancia materna, pero si no, existen una gran cantidad de consultoras a nivel mundial a quienes puedes contratar para que evalúen al bebé y te digan si tiene el frenillo muy corto o la posición que estás utilizando no es la más adecuada.
Si por el contrario no te duele, pero sientes que no estas produciendo mucha leche, una consultora de lactancia materna puede evaluarte y dejarte saber si no cuentas con suficiente tejido mamario y por lo tanto, no puedes almacenar suficiente leche.
9. Sistema digestivo inmaduro
Los bebés recién nacidos pasan por un gran periodo de adaptación, sobre todo porque empiezan a hacer por sí mismos, cosas que dentro del vientre de la madre no necesitaban hacer.
Comer es una de ellas y como la leche se ve afectada por los alimentos que consumes, es importante que si empiezas a notar muchos cólicos y gases, que evites comidas como el brócoli, nueces y en muchos casos, incluso los lácteos.
En mi caso pasé unos 4 meses sin consumir ningún tipo de lácteos, al punto de tener que leer etiquetas de productos para asegurarme de que no hubiese leche de vaca o algún derivado, ya que podía tardar en salirse de mi sistema entre una semana y un mes. Luego de que Baby Oli cumplió los 5 meses, empecé a introducir queso (yo no tomo leche de vaca) y no volvimos a tener los problemas que experimentamos al principio.
10. Los pediatras no siempre apoyan la lactancia materna
A pesar de que los pediatras son profesionales de la salud, la mayoría no tiene la menor idea de cómo guiarte porque es un tema en el que no profundizan durante sus estudios de medicina, por lo menos aquí en los Estados Unidos.
A menos que sepas de un pediatra que sea apasionado del tema o te lo hayan recomendado por apoyar la lactancia materna, ten por seguro que si llegas a su oficina con un problema de alergia o intolerancia a algún alimento que se refleja en caca verde o hasta con sangre, ten por seguro que te van a mandar a darle fórmula al bebé en vez de hacerte limpiar tu dieta y encontrar la sensibilidad.
¿Cómo lo sé? porque le pasó a dos amigas, ambas pasaron por lo mismo, sin embargo una eliminó todo de su dieta y se rehusó a darle formula a su bebé, mientras que la otra interrumpió la lactancia para introducir fórmula.
La chica que decidió ir por el camino más largo, logró amamantar por un año completo y todavía continua, mientras que la otra solo lo pudo hacer por unos 2 meses.
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