No me considero una persona 100% “verde”, al contrario, me falta muchísimo para siquiera acercarme a eso, pero creo firmemente en que los pequeños cambios, por muy diminutos que parezcan, son los que me ayudarán a alcanzar mi meta de llevar una vida a tono con la naturaleza sin ir a la bancarrota en el intento; sobre todo ahora que el único proveedor monetario es M. Así es como me tropecé con los CFL (Compact Fluorescent Light bulb, por sus siglas en inglés) o como les decimos en Venezuela fluorescentes.
Cada vez que un bombillo convencional se quema, automáticamente lo reemplazo por un fluorescente, porque de sustituirlos todos de una sola vez, los costos serían bastante elevados y estaría produciendo basura innecesaria. Aunque debo confesar que hice un poquito de trampa, porque cambié primero los de mayor uso, como por ejemplo la luz del porche de la casa y la cocina sobre todo al saber el gran ahorro que me traería.
Imagínense que un solo bombillo fluorescente:
– Puede ayudarles a ahorrar más de $40 en la factura eléctrica en el curso de su vida útil.
– Utiliza alrededor de 75% menos energía si se compara con los bombillos incandescentes (convencionales), además de durar hasta 10 veces más.
– Produce aproximadamente 75% menos calor cuando está encendido, así que el aire acondicionado trabaja menos para enfriar la habitación, lo que se traduce en una factura eléctrica más baja.
Así que la próxima vez que estés frente al estante de los bombillos, no dudes en escoger los fluorescentes o CFL, porque aunque en precio te parezcan más económicos los otros, en realidad estas gastando más.
Letras chicas: las estadísticas y porcentajes los obtuve del website: http://www.energystar.gov/
We use the fluorescent lights too. Anything to be green and save money!