Al parecer mis hijos viven apurados y llegan a este mundo antes de lo esperado. Con Kung Fu Baby mi cuerpo decidió irse a huelga, mi hígado dejó de funcionar y de la consulta me mandaron directamente al hospital para inducirme el parto porque la presión arterial la tenía por el cielo.
Aunque cuando quedé embarazada de Baby Oli tenía más años encima y ya estaba en mis treintas, realmente mi cuerpo estaba en mejores condiciones, ya que por más de un año y medio estuve yendo religiosamente a citas con mi nutricionista.
Aprendí a comer bien, a contar calorías y hasta a estar más en sintonía con mi propio cuerpo, por lo que dejé de consumir frituras y hasta leche de vaca.
Durante todo el embarazo me cuidé mucho, siempre me llevaba meriendas sanas al trabajo, mucha frutas y ensaladas también; al punto que en la última consulta solo había aumentado unas 12 libras más o menos y eso tenía muy contentas a mi partera, mi nutricionista y a mí misma.
Estuve teniendo contracciones por varias semanas, pero sabía que era algo normal porque es la manera que tiene el cuerpo como de ‘practicar’ para el gran día. A pesar de que me sentía bien, siempre al final del día estaba agotada y no veía las horas de irme a la cama, sin embargo, dormía muy mal porque me la pasaba caminando al baño.
Literalmente trabajé hasta el final. Mi consulta era a las 11:00am para el ultrasonido y como era frente al hospital donde trabajo, pues le pedí a mi esposo que me fuese a buscar para no tener que batallar con el estacionamiento.
Para mi sorpresa cuando llegó, mi mamá lo estaba acompañando, así que nos fuimos al ultrasonido. El motivo del ultrasonido era para ver que tan grande era el bebé, así que duró bien poquito. Seguidamente me tocaba mi chequeo semanal y ahí fue cuando todo cambió.
Resulta que tenía la presión arterial sumamente elevada y aunque no tenía proteína en la orina, la partera se asustó mucho. Creo que me habrán tomado la presión en ambos brazos no menos de 15 veces y todas y cada una era elevada.
Me llevaron a otro cuarto para seguir tomándome la presión y ahí fue cuando me mandaron al hospital para inducirme. Llegué a OB Triage a eso de las 12:45pm donde me estaban esperando, llené unos papeles y me subieron al cuarto.
En el mientras tanto, yo le mandaba mensajes a mi familia para avisarles y a mi jefa y compañeras de trabajo para que no me esperaran, ya que me había despedido para regresar después de la consulta.
Al hospitalizarme me pusieron sulfato de magnesio, un medicamente para evitar convulsiones (por el tema de la presión alta), también me pusieron pitocin para empezar las contracciones y un medicamento para bajar la presión.
Mi cérvix estaba de 1-2 cm de dilatación.
Por el medicamento que me pusieron, no podía levantarme al baño, así que me tocaba llamar a la enfermera para que me pusiera la chata (bed pan) debajo y así poder monitorear cuanto orinaba. Era horrible porque aunque tenía ganas, el simple hecho de estar en la cama me inhibía de una manera impresionante. Otro de los efectos de ese medicamento, es que uno siente como un fuego por dentro, así que la enfermera me puso el aire a lo más bajo que se podía. ¡Todo el que entraba al cuarto se congelaba menos yo!
De repente, a eso de las 2pm el cuarto se llenó de los miembros del comité del cual formo parte en mi trabajo. ¡Me perdí mi propio Baby Shower!. Me habían organizado una reunión y al ver que no llegaba, decidieron llevar la fiesta al cuarto. ¡Fue increíble!
A todas estas mi bolso del hospital estaba a medio hacer, Kung Fu Baby estaba en la escuela y ni mi esposo ni mi mamá estaban preparados para quedarse esa noche. Pero logramos organizarnos y mi esposo se quedó a dormir conmigo esa noche, la cual fue larga, muy larga ya que el bebé se perdía del monitor y la presión me la chequeaban constantemente.
El pitocin lo pararon para que mi cuerpo descansara, para luego continuarlo la mañana siguiente. Para leer lo que pasó al siguiente día, no olvides pasar por la segunda parte haciendo clic aquí.
Vivi says
Ay, pero que estrés!!! quiero saber como sigue la historia!
Dariela says
Oye, no sabía todo esto!! Que locura!! Menos mal que ya pasó todo y tienes al angelito de Oli ya tranquilito en tu casa.